En un rincón sombreado del parque de la ciudad, una mujer madura y exótica lee un libro sentada en un banco, mientras un hombre alto se sienta a su lado después de correr; su camisa sudada se pega a sus músculos, la mujer lo mira de reojo, el hombre entabla conversación y elogia el aroma de su piel exótica; la madura sonríe amablemente al principio, pero cuando la mano del hombre toca su rodilla, su vagina palpita, el momento de la seducción se desvanece con la brisa del parque, el hombre desliza su mano hacia su cadera, la mujer se deja llevar por el deseo y se suben al coche; En cuanto cierra la puerta, el hombre le quita la blusa, le agarra los pechos llenos, la madura se arrodilla y le chupa la polla gruesa hasta la garganta, la saliva le gotea; el hombre tumba a la mujer en el asiento, le sube las piernas a los hombros y se hunde en su vagina, con cada embestida sus nalgas chocan con un sonido húmedo, el ritmo se vuelve frenético; ella siente la plenitud de su vagina madura, como si se fuera a desgarrar, el fuego de su clítoris, se estremece con las contracciones del orgasmo, el hombre estalla en un calor intenso.