Kitana Lure Sexo profundo, apasionado y salvaje en el calor ruso

La morena rusa se tumbó boca abajo en la camilla de masajes, untándose aceite en las caderas mientras el hombre le acariciaba las piernas con las manos y le clavaba los dedos en las caderas. Ella gimió, se dio la vuelta y se quitó el vestido ajustado, dejando al descubierto sus enormes pechos y sus pezones endurecidos. Él se desabrochó los pantalones y sacó su pene erecto. Kitana se arrodilló, se metió la cabeza hasta el fondo de la garganta y la chupó profundamente, con la baba corriéndole por la barbilla. Él la agarró del pelo y aceleró el ritmo. Kitana continuó, con los ojos llorosos de placer. Luego se inclinó sobre la camilla, apartó el tanga hacia un lado y dejó al descubierto su húmedo coño ruso. Él le metió la lengua en la vagina, le chupó el clítoris y le introdujo los dedos. Kitana sacudió las caderas y gimió, con su humedad goteando sobre la mesa. Él empujó su polla dentro de ella, hasta la base. Sus caderas se ondulaban con cada embestida fuerte y su vagina se tensaba y apretaba su polla. Kitana levantó sus flexibles piernas, tomándolo profundamente y haciendo la apertura, con sus pechos rebotando. El ritmo se aceleró, sus bolas golpeaban y las gotas de sudor salpicaban. Kitana clavó las uñas en la mesa mientras los espasmos orgásmicos la atenazaban y su vagina temblaba. Con una última embestida salvaje, él eyaculó, inundándola con semen caliente que le goteaba por los muslos. Kitana se relajó, temblando mientras acariciaba y lamía el semen mientras él frotaba su polla contra sus pechos. El calor ruso transformó su pasión en un masaje sensual, llenando la habitación con los aromas del sudor y el placer.
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